El
chicle que mascamos hoy en día es originario de la zona maya y la costa del
Golfo de México. Este se extrae del árbol chicozapote, que es muy abundante en
Yucatán aunque también en Belice y el norte de Guatemala.
Aparentemente,
a la humanidad siempre le ha gustado meterse algo a la boca para chupar o
masticar desde plantas, hojas, frutas, huesos, raíces, cortezas y cientos de
cosas más pues ha habido descubrimientos arqueológicos que incluyen alguna
resina pegada a los dientes. También hay evidencias de una goma proveniente de
Somalia, Arabia Saudita y de la India que se usaba con ese propósito lo mismo
en Egipto como en Grecia. Asimismo el tabaco se usaba en una época para mascar
además de fumarlo. En India y otros países vecinos se utiliza mucho el betel
que tiñe la saliva y toda la boca de rojo.
La
base del chicle es una goma que constituye el 20% de la masa, además se le
añade glucosa (o algún edulcorante de bajo contenido calórico) y ablandadores,
colorantes, humectantes y sabor como menta o hierbabuena que son de los más
populares. Esta goma, cuyo nombre original en maya es justamente
"chicle" se obtiene haciendo una incisión en V en el árbol para que
escurra el látex. Esto se cuece, se enfría al aire y se vacía en moldes para
luego iniciar el proceso de manufactura. Actualmente se usan mucho más el
acetato de polivinilo, el polietileno y otras gomas artificiales.
Hay
una serie de versiones de la forma como llegó esta sustancia al mundo exterior.
La mayoría de éstas refiere que cuando Santa Anna fue hecho prisionero
(mientras tomaba una siesta) de los Estados Unidos en San Jacinto en las
inmediaciones de Houston, Texas durante la guerra mexicano-americana, un
coronel de nombre Adams observó que Santa Anna constantemente sacaba algo de un
saquito y le preguntó qué era eso. Poco después, este coronel sacó una patente
en Washington para producir en exclusiva una nueva golosina con el nombre de chewing gum. De ahí provienen nuestros
Chicles Adams que se difundieron por todo el mundo. Originalmente, la
publicidad decía que este chicle tenía muchos efectos benéficos como calmar el
nerviosismo y fortalecer la dentadura. Cuando esta compañía comenzó a trabajar
controlaba 800 mil hectáreas de bosques tropicales en el estado de Campeche.
En
estos días el chicle es mucho menos utilizado, ya no se ve a los niños en la
escuela mascando chicle y teniéndolo que dejar en algún lugar si los veía la
maestra. Pero hay cosas curiosas en el uso del chicle: en la población de Talpa
del estado de Jalisco, en las montañas de la Sierra Madre Occidental, hay árboles
de la familia de los zapotes, cuya blanca resina se conoce como
"chute" y se utiliza para elaborar hermosas flores, canastas, jaulas
y otros objetos destinados a depositarse como ofrendas para la virgen de esa
población. Curiosidades hay en todas las comarcas de este país.